martes, 12 de noviembre de 2013

Corredores riparios

Los ecosistemas naturales del Ecuador se encuentran altamente fragmentados, según la información del Ministerio del Ambiente del Ecuador (MAE, 2013), los bosques se redujeron del 61% del total del territorio nacional en el año 1990 y alcanzó el 53% en el año 2008. Las áreas con mayor intervención son la Sierra y la región Costa que han sido las zonas de ocupación tradicional y desarrollo agrícola. Estos altos niveles de intervención han provocado pérdida de biodiversidad, reducción de la capacidad de almacenamiento de carbono, incremento de sedimentos en los ríos y fragmentación de los ecosistemas naturales. 

En estas condiciones, una de las mayores preocupaciones sobre la conservación de especies emblemáticas como el oso de anteojos, el tapir, y el jaguar es matener la conectividad entre áreas protegidas y remanentes boscosos. El reto por tanto es contar con espacios en buen estado de conservación que conecten dichas áreas y permitan el movimiento de estas y otra especies.
 Muestra de corredor ripario. Fuente: Audubonmagazine.org


Las condiciones sociales en las cercanías a las áreas protegidas nacionales y en las áreas con remanentes boscosos obligan a buscar alternativas que permitan conectar entre sí estas zonas. Una de las altenativas es la incorporación de corredores biológicos que permitan la migración, movimiento e intercambio genético entre poblaciones ubicadas en zonas cercanas pero aisladas. En las condiciones socioeconómicas del Ecuador, con alta fragmentación de los bosques, sistemas agropecuarios intensivos, minifundización de la tierra y altos costos de oportunidad en algunas zonas del país, establecer corredores que conecten zonas fragmentadas atravesando estos territorios resulta complicado. 
Por esta razón, es necesario considerar métodos alternativos para la creación de corredores entre áreas fragmentadas. Una de las opciones para el Ecuador es la aplicación de Corredores riparios. Los corredores riparios se establecen en los márgenes u orillas de los ríos, en lo que se conoce como zonas de ribera. El Ecuador tiena una alta densidad de ríos en su territorio, se estima un total de 100 mil kilómetros de ríos en toda su superficie continental. Esto marca que los ríos y sus riberas son las unidades naturales adecuadas para ser consideradas como corredores biológicos.
Ríos en la zona nororiental del Ecuador.
La normativa ambiental ecuatoriana para diversos tipos de bosques (1, 2, 3) indica que las zonas de ribera se deben proteger dependiendo del ancho de los ríos. El ancho de protección establecido por la normativa varía entre 3 y 30 metros a cada lado. Sin embargo, esta normativa no se ha aplicado en el Ecuador pero es una guía referencial para establecer la protección necesaria en las riberas de los ríos.  Utilizar las riberas de los ríos es una opción viable en las condiciones socioambientales del Ecuador ya que las quebradas y riberas son en muchos lugares los únicos sitios con remanentes de vegetación natural. Estos espacios se pueden convertir además en áreas de producción sustentable que permita a los propietarios de fincas obtener ingresos y a su vez favorecer la protección de estas zonas. Esto se puede realizar a través de incentivos locales en los cuales se entrega asesoría técnica y acompañamiento a los finqueros a cambio de mantener estas áreas en condiciones adecuadas para cumplir una función de protección y recuperación dependiendo del estado de manejo de las riberas. Las alternativas de manejo pueden incluir reforestación, prácticas silvopastoriles, agroforestales, con la participación activa de los propietarios de las fincas.

Algunos beneficios de los corredores riparios son los siguientes:

- Mejoran la estabilidad del lecho del río.
- Reducen el ingreso de sedimentos y otros contaminantes.
- Mejoran la calidad del agua.
- Incrementan la disponibilidad de alimentos para las especies acuáticas.
- Son compatibles con áreas productivas.
- Incluyen a un mayor número de personas en las prácticas de manejo, conservación y recuperación.

En la siguiente guía elaborada por la Fundación EcoCiencia para la cuenca del río Dashino en la provincia de Sucumbíos se brinda un detalle sobre la implementación de corredores riparios a nivel de cuenca.
 
Los corredores riparios son una alternativa para lograr la conservación de la biodiversidad e integrar a las comunidades locales en un proceso de mutuo beneficio.Comenzar por un buen manejo de las riberas de los ríos es un primer paso para recuperar áreas degradadas y convertirlas en espacios ideales para la conservación de las especies y aportar al mantenimiento de los servicios ambientales.

sábado, 17 de agosto de 2013

Yasuní

Recuerdo el año 1998 cuando apenas cursaba el segundo año de mis estudios de biología, ese año tuve la oprotunidad de visitar por primera vez el Parque Nacional Yasuní. En ese entonces llegar a la estación biológica de la Universidad Católica era una aventura que tomaba casi un día en completarse. La distancia del viaje fácilmente se olvidaba cuando uno por primera vez navegaba en las aguas del río Napo, pero también veía de cerca por primera como se desarrollaba la industria petrolera en la Amazonía. El impacto de la actividad era notorio desde la zona de Papallacta en donde comienza a ser visible el Oleoducto transecuatoriano (SOTE) y posteriormente este oledocuto es el compañero de viaje hasta llegar a los pozos mismos en el Bloque 16 en el Parque Nacional Yasuní. La vía a Lago Agrio era un completo desastre, comunidades empolvadas, caminos en pésimo estado y las compañías petroleras "hacían el favor" de regar crudo en el carretero para que el polvo se "asiente". Como biólogo estas son las primeras cosas absurdas que uno no entiende, como regar crudo en una carretera que se lavaría facilmente y terminaría contaminando los ríos, pero, esa era la realidad de aquellas zonas. Luego desde Lago Agrio, hacia Pompeya el recorrido está acompañado de una red interminable de tubos de todos los tamaños que serpentean junto a la carretera y atraviesan decenas de ríos. Se podía observar los diversos asentamiento humanos a lo largo de las vías abiertas para llegar a los pozos petroleros. La apertura de vías es la compañera indiscutible del desarrollo de las actividades petroleras en la Amazonía y con su apertura la facilidad para la colonización de todas estas zonas que alguna vez fueron selvas tropicales extensas. Los asentamientos que se observaban hasta llegar a Pompeya en la vía correspondían a colonos, kichwas y otros grupos indígenas. 
Una vez en Pompeya el ingreso a la estación de la PUCE no era controlada por los guardaparques del parque Yasuní, sino por los guardias de seguridad de la empresa Repsol. Esta fue una de las cosas que más me sorprendió, uno se quedaba sin su cédula de identidad para poder ingresar a la denominda Vía Maxus en el Bloque 16. En el recorrido desde este punto hasta la estación se comienzan a observar los poblados del grupo Waorani. Un grupo indígena que uno no sabe ni que existe y que los libros en la primaria y secundaria muy poco o nada dicen. Es por eso que ese primer contacto con ese grupo resulta siempre difìcil de llevarlo. Uno tiene miedo de lo que no conoce y uno no quiere lo que no conoce. Entonces, seguramente eso lleva a que se cree una desconfianza de no conocerlos y no saber como actuar.
Una vez en la Estación uno comienza a maravillarse por la naturaleza, por la abundancia de vida, la diversidad de formas y colores, por los ríos y los animales que aparecen de la nada y asimismo se vuelven a ocultar en la selva. Como biólogo uno trata de entender esa complejidad y ponerle números a lo que observa, el número de aves, la diversidad de plantas, el cuadrante o el transecto necesario para tener una muestra representativa del grupo de interés. Seguramente ese conocer hace que uno comience a querer y respetar la vida, el poder subir a una torre a observar aves a más de 30  metros de altura y sentirse abrumado por la vista, eso es lo que seguramente necesitamos para respetar un poco más la naturaleza y saber que somos parte de ella y no sus dueños. Pero también uno empieza a entender y cuestionarse que la extracción de petróleo es una necesidad para el país y es la energía que mueve al mundo. Irónicamente, esa energía esta justamente en el lugar con la biodiversidad más alta del mundo y es el hogar de grupos que dependen de la selva para su sobrevivencia. En estos días en algun blog leía que para que necesitan unas cuantas tribus de tantas miles de hectáreas si en unas pocas cientos de hectáreas viven millones de personas en la ciudad. Esto sin duda demuestra nuestra falta de capacidad para entender como funcionan las cosas y seguro explica nuestra desconexión con la naturaleza. Esos grupos que en su época fueron nómadas, y algunos aún lo son, han vivido en la selva, de sus recursos, de sus plantas, de sus peces, al ser grupos pequeños han sobrevido por centenas de años moviéndose en estas miles de hectáreas. Desafortunadamente, desde mediados del siglo anterior, los Waorani fueron contactados y obligados a asentarse en poblados estables, asentamientos forzados y financiados por el Estado y las empresas petroleras. Esto obligó o convirtió a muchas de estas familias a volverse dependientes cada día más de las empresas y en la actualidad se ha llegado al punto de que algunas familias van en camioneta o camiones de las compañías a sitios alejados de sus comunidad a realizar actividades de caza y pesca. Esto sin duda ha marcado a estas comunidades y ha transformado su vida diaria. Para quienes vivimos en las ciudades y nos basta con caminar unas cuadras y adquirir nuestros alimentos en los mercados locales resulta difícil entender su lógica de cazadores y recolectores y es probablemente este desconocimiento que ha fustrado los intentos de convertir a estos grupos en agricultores en medio de la selva.
Varios años después en el año 2006 se comienza a escuchar sobre la iniciativa Yasuní ITT, al comienzo parecía una propuesta innovadora y que podría ser una opción para limitar el desarrollo petrolero en el Yasuní digo limitar porque ya se desarrolló y desarrolla esta actividad en la zona del Parque Yasuní (Mapa adjunto). 
Bloques petroleros en el Parque Nacional Yasuní
Luego de analizar la propuesta me volví bastante escéptico de la posibilidad de que la propuesta pueda concretarse, especialmente cuando se tenía un Plan B, Plan C y así. Una de las primeras dudas sobre la iniciativa era la manera como se vendió la misma, como una propuesta que evitaría la emisión de algo más de 400 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. No se planteó nicialmente el cuidado de la biodiversidad, eso fue surgiendo con el tiempo. Aunque al comienzo parecía que la propuesta podría avanzar, las indecisiones del gobierno, el cambio de negociadores, el cambio de condiciones hacía que se vea más lejano el objetivo. A esto hay que sumarle que la inciativa es Yasuní-ITT, es decir sólo se refería a un bloque, el más oriental del Parque y no a todo el Parque, y aquí comienzan las confusiones. Se comenzó a armar toda una estrategia de comunicación mostrando la iniciativa como la salvadora del Yasuní en sus conjunto. Se montó toda una maquinaria publicitaria, se hicieron miles de afiches, miles de pulceras, miles de globos, decenas de eventos, y ésto claro debía estar atado a decenas de viajes para presentar la iniciativa. Finalmente, se logró consolidar 2 fideicomisos y los aportes se dieron en los montos conocidos. En este contexto, cada 6 meses aproximadamente se ponía fechas límites para ir con el plan "B" y finalmente llegamos al 15 de agosto del 2013. Este día finalmente el Gobierno se sinceró y tomó la decisión que el Gobierno cree la más adecuada. Solamente el tiempo dirá si esta decisión fue la correcta, pero en este momento queda analizar que el Yasuní y la explotación del bloque ITT es solo la punta del iceberg de un problema muy complejo que debemos afrontar. Algo que debemos agradecer a la iniciativa es que los ecuatorianos ya saben que existe un lugar llamado Yasuní. Esto debe servirnos para que los otros lugares Cuyabeno, Curaray, Sumaco, Antisana, Sangay, Llanganates, Poducarpus, también sean conocidos y defendidos como corresponde.
Las posiciones a favor  y en contra son extremas, y como casi todo en esta época no se puede llegar a puntos medios, o es blanco o negro, no hay puntos intermedios. Esto demuestra una vez más nuestra nula capacidad de negociar, de conversar, de pensar en todo el país, de no desacreditar, de evaluar las condiciones, de poner sobre la balanza las opciones. En su lugar, el resultado es una sociedad polarizada y limitada a ver solo una parte del problema ambiental.
Mi trabajo alrededor del Ecuador me ha permitido evidenciar los efectos de todas las actividades productivas humanas. Miles de hectáreas se deforestan cada año para expandir las zonas de cultivos, otras miles se transforman de bosques en pastos para saciar nuestra necesidad de carnes y lácteos. En los alrededores del Coca o Shushufindi se desarrollan miles de hectáreas de palma africana, también debe ser nuestra preocupación lo que ocurre con estas plantaciones. Nuestras ciudades crecen sin planificación, y por tanto, muchos de los residuos sólidos y casi todos los líquidos terminan en los ríos de nuestro país. Los ecosistemas están conectados, y los ríos son las venas y arterias que llevan lo bueno y lo malo a lo largo del país. La acumulación de tóxicos en peces debe también preocuparnos, muchas comunidades indígenas de Pastaza, Morona, Sucumbíos y Orellana consumen peces que tienen contaminantes en sus cuerpos, fruto de las diversas actividades que desarrollamos.
Es hora de pensar en los problemas ambientales en conjunto, el fin de la iniciativa Yasuní-ITT debe ser la oportunidad para tener un debate serio de todos estos problemas. Debe ser la oportunidad para replantear las evaluaciones de impacto ambiental que se realizan, para cambiar las formas como se otorgan las licencias ambientales, para definir como protegemos la biodiversidad que nos queda en todos los rincones del Ecuador, para quitar los subsidios innecesarios, ser más eficientes en el dinero que el Estado gasta. El reto es muy grande y es urgente un cambio de actitud en todos los ámbitos del desarrollo del país. Llevemos a nuestros hijos a recorrer el país, a disfrutar de los páramos, de los bosques nublados y de las selvas tropicales. Ellos sabrán querer, respetar y defender todos estos lugares cuando los conozcan, y sobre todo, busquemos formas alternativas para el aprovechamiento sustentable de nuestros bosques para que sean valorados en su conjunto y no sólo por los metros cúbicos de madera que puede producir una hectárea o las toneladas de CO2 que puedan acumular.

sábado, 20 de julio de 2013

Minería y contaminación del agua

Todas las actividades humanas provocan efectos adversos sobre los ecosistemas terrestres y acuáticos. Debemos recordar que todos los desechos que se generan producto de actividades agrícolas, industriales, y urbanas terminan tarde o temprano en los ríos y océanos del planeta. En esta entrada trataremos algunos aspectos de la contaminación, específicamente por actividades mineras en el Ecuador. La preocupación del desarrollo de la actividad minera alrededor del mundo es creciente, Ecuador no es ajeno a esta problemática y conoce bien los efectos de la minería en áreas tradicionalmente mineras como Zaruma, Portovelo, Nambija y más reciente en la zona norte de Esmeraldas. El desarrollo de nuevas zonas mineras en la provincia de Morona Santiago está evidenciando la complejidad social, ambiental y económica que representa la actividad minera en zonas de alta biodiversidad, condiciones climáticas extremas, alta pobreza y débil capacidad de diálogo.
Relave minero en Zaruma. Foto: Juan Calles.
La propuesta del actual gobierno de impulsar la minería a gran escala en el Ecuador ha revivido el debate sobre la conveniencia o no de desarrollar esta actividad en el país. La posición de muchos grupos sociales y ambientalistas sobre este tema se expresa en frases como "La vida vale más que el oro", "No a la minería", "El agua no se vende", "Agua si, Minería No" entre otras. Por su parte desde la posición oficial se ha difundido la idea de la minería responsable y que se garantiza que las fuentes de agua no se verán afectadas. Contradictoriamente, no se puede realizar minería sin un alto consumo de agua para su desarrollo. De hecho, el propio Presidente de la República ha visitado zonas mineras concesionadas como las de Quimsacocha  y se ha indicado también que la extracción minera cumplirá las leyes ambientales y que se controlará los probables efectos adversos de esta actividad. Se confía en que la tecnificación de la minería a gran escala no provocará daños a los ecosistemas ni afectará a las fuente de agua.

En este sentido es importante resaltar algunos aspectos de como se realiza la extracción minera a gran escala de manera tradicional. El proceso de exploración es el menos agresivo ya que las empresas realizan perforaciones puntuales y estudios geológicos para determinar las reservas de un determinado yacimiento. Posteriormente, se inicia el proceso de explotación es cual es el más crítico y agresivo en términos ambientales dependiendo del tamaño de la explotación minera. Durante este proceso, cuando la explotación es a cielo abierto, se requiere retirar la capa vegetal superficial. Porsteriormente se requiere remover el suelo que no contiene ningún mineral de importancia para las empresas. En este punto ya se han movilizado millones de toneladas de material hacia zonas cercanas a la explotación. Posteriormente, luego de iniciar el proceso de extración de acuerdo al tipo de mineral, se requiere utilizar grandes cantidades de agua para un procesamiento inicial del material extraido. Luego de extraído el material útil, lo demás es colocado en relaves para su posterior uso, como puede ser rellenar algunas zonas donde sea posible con dicho material. Finalmente, luego de la explotación minera, que puede durar varias décadas, inician los proceso de recuperación de la zona, los cuales no siempre son exitosos debido a la cantidad de material extraído.

En zonas áridas como el desierto de Atacama en Chile, los efectos de la minería son realtivamente fáciles de manejar ya que la ausencia de lluvias en la zona no arrastra los residuos hacia otras zonas. En el Ecuador, esta situación es diferente ya que existen ríos, como el Amarillo, en la zona minera de Portovelo, en donde el arrastre de sedimentos a través de este río es constante. Esto ocurre en todas las zonas mineras del Ecuador, los sedimentos generados por la actividad minera junto con los químicos utilizados en esta actividad son arrastrados cientos de kilómetros río abajo y terminan depositados en las zonas de manglar, el océano pacífico o en la cuenca amazónica. Los sedimentos generados por la actividad minera más los procedentes de las zonas agrícolas y ganaderas provocan que los ríos de la Costa ecuatoriana tengan en su mayoría un exceso de sólidos suspendidos como muestran los resultados de la SENAGUA para la Cuenca del río Guayas.

La información sobre los efectos de la contaminación minera en el Ecuador son diversos y en muchos casos basados en datos sin fuentes de verificación. En el Ecuador, la actividad minera se ha desarrollado desde hace siglos, sin embargo, no existe una evaluación a nivel nacional de los efectos de esta actividad sobre la biodiversidad. Existen trabajos puntuales como los realizados por la Fundación Salud y Ambiente en el río Puyango quienes en su  reporte encontraron niveles altos de mercurio y plomo en los sedimentos. 

En los últimos años, debido a la preocupación de los habitantes locales de la provincia de Esmeraldas se han realizado algunas evaluaciones físico-químicas del agua por parte de SENAGUA. Estos análisis muestran elevadas concentraciones de aluminio en el agua y otros elementos que sobrepasan los límites permisibles para el agua. En este caso la contaminación está directamente realacionada a la minería ilegal a pequeña y mediana escala que se desarrolla en la zona norte de Esmeraldas. La Secretaría del Agua del Ecuador ha emitido informes en los que muestra los efectos de la minería en la calidad del agua de ríos como el Cayapas y Santiago.
Minería en Esmeraldas. Fuente: Diario La Hora
 Por otra parte los efectos de bioacumulación de metales pesados sobre los organismo acuáticos y las cadenas alimenticias es una de las mayores preocupaciones en la actualidad. El mercurio utilizado en el precesamiento de los metales es sin duda uno de los temas más analizados. La Escuela Politécnica Nacional ha estudiado la acumulación de mercurio en las aves en las cercanías de las zonas mineras de Puyango y Zaruma. Las concentraciones de mercurio encontradas en los músculos, hígado y plumas exceden en algunos casos los límites máximos permisibles. El siguiente video resume los resultados de este trabajo.

Video realizado por la Escuela Politécnica Nacional. 
Es fundamental que el debate sobre la minería a gran escala en el Ecuador analice las consecuencias sociales, ambientales y económicas y que se fundamente sobre observaciones, estudios e investigaciones a largo plazo que permitan llegar a conclusiones claras y valederas. La minería al igual que todas las actividades humanas tienen sus niveles de afectación sobre los ecosistemas y las poblaciones humanas. Por tanto, al momento de decidir si realizar o no la minería en el Ecuador se debe contar con un análisis integral de lo que podemos ganar y perder en el proceso. Vale recordar finalmente que la necesidad de nuevos minerales viene de la mano de nuestros patrones de consumo, a mayor necesidad de aparatos electrónicos, accesorios de vivienda, automóviles y todos los productos que requieren minerales, mayor será la necesidad de desarrollar minería en zonas frágiles como la Amazonía.     

sábado, 6 de abril de 2013

Consumo y uso del agua en el Ecuador

En una de las primeras entradas de este blog, presentabamos la disponibilidad de agua en el Ecuador. En esta ocasión quisiera compartir algunos conceptos sobre el Uso y Consumo de agua. En algunas ocasiones, estos términos se los usa como sinónimos, especialmente en los reportaje sobre el agua publicados por los medios de comunicación. Es crítico saber la diferencia si consideramos que en muchas ocasiones se habla sobre zonas con stress hídrico o escases de agua. Estas condiciones determinan muchas veces los lugares en donde se construyen nuevas represas o sistemas de riego.
Ciclo del agua
Lo primero que debemos recordar es que el agua es un recurso renovable, afortunadamente para nosotros, es decir a través de su ciclo, el agua se mueve alrededor del planeta en cualquiera de sus tres estados, sólido, líquido o gaseoso. El agua que hoy está presente en los océanos, ríos, lagunas y seres vivos ha circulado por millones de años en nuestro planeta. Básicamente al agua que hoy tomamos es la misma agua que tomaron los dinosaurios. Sin embargo, la calidad del agua es en las últimas décadas uno de los mayores limitantes para el uso del agua.
Uso del agua
Es la cantidad de agua que tomamos de una fuente (río, laguna o acuífero) que utilizamos para nuestras actividades, especialmente en las zonas urbanas, ya sea para uso doméstico o para uso industrial. En estos casos, un gran porcentaje del agua se devuelve a los ríos, en muchos casos contaminada. Un ejemplo del consumo de agua es el que hacemos en nuestro hogares, para lavar la ropa, limpiar los pisos, ducharnos, utilizamos una cantidad determinada al mes (5-30 m3 dependiendo del hogar) de los cuales más del 95% del agua la devolvemos a través del sistema de alcantarillado y finalmente llegan a los ríos que rodean las ciudades. Esto siginifica que usamos los 5 o 30 m3 para poder realizar nuestras actividades diarias en los hogares. Esta agua puede ser reutilizada, reciclada o tratada para ser aprovechada nuevamente.

Consumo del agua
El consumo del agua se refiere en cambio a la cantidad de agua que podemos extraer de una fuente (río, laguna o acuifero) y que no se devuelve a los ríos. Esto ocurre principalmente en las zonas agrícolas en donde el agua que utilizan las plantas se devuelve a la atmósfera a través de la evapotranspiración o la evaporación directa desde un reservorio o pasan a formar parte de las plantas (agua en tallos) y por tanto esta agua no puede ser reusada, reciclada o tratada. Esta cantidad de agua simplemente retorna a la atmósfera. Este tema es especialmente crítico ya que se estima que en el mundo el 70% del agua se utiliza en agricultura, y el 50% del agu se pierde por evapotranspiración de las plantas  o evaporación (WRI, 2013).

Por tanto, se requiere analizar y medir tanto el uso como el consumo del agua para tomar decisiones adecuadas en el manejo de una microcuenca. Esto es necesario considerar para el caso del Ecuador, ya que mucha del agua que se usa en actividades domésticas, industriales y agrícolas no recibe ningún tipo de tratamiento. Por tanto, al devolver agua contaminada a los ríos aumenta la posibilidad de estres hídrico por pérdida de la calidad del agua. Incluir la medición de uso y consumo del agua ayudará a una mejor gestión del agua y beneficiar a los usuarios del agua (urbanos y rurales) y a los ecosistemas que requieren agua para mantener sus funciones.