viernes, 8 de julio de 2016

Monitoreo de la calidad y cantidad del agua.

Ecuador es un país privilegiado en cuanto a la cantidad de agua disponible en su territorio. Un informe realizado por Campos et. al. (2014) indica que cada habitante de la vertiente pacífica del Ecuador tendría una disponibilidad de 4.863,41 m3/habitante/año y cada habitante de la vertiente amazónica una disponibilidad de 172.786,36 m3/habitante/año. Esto es sin duda muy superior a los 1700 m3/habitante/año que se considera el umbral de estres hídrico a nivel mundial. Sin embargo, la cantidad de agua no siempre es suficiente sobre todo en algunas zonas en las cuales existe una marcada diferencia entre la época lluviosa y la época seca, como en el caso de Manabí, Santa Elena, sur de Esmeraldas y los valles interandinos.
Precipitación promedio anual en el Ecuador. Fuente: MAE, 2013.
Sin duda, conocer la disponibilidad de agua en las diversas regiones del país es uno de los mayores retos para el manejo del agua y de los ecosistemas que regulan su ciclo. La generación de información sobre cantidad y calidad de agua es responsabilidad el Instituto Nacional de Meterorología e Hidrología (INAMHI), que por sus limitaciones presupuestarias y de personal no logra cubrir todo el territorio nacional y aun menos procesar la información en los tiempos requeridos. Es este limitante de información lo que ha provocado que ciertos proyectos hidroeléctricos o sistemas de riego estén sobreestimados y ha generado conflictos en las zonas donde se requiere el agua para las diversas actividades.
El limitante de información en cuanto a la cantidad y calidad de agua disponible, pero sobre todo de la cantidad, es uno de los mayores desafíos para otorgar nuevas autorizaciones de uso o para la redistribución de las autorizaciones en lugares donde hay acumulación de caudal en pocas personas. Sin datos reales, cualquier intención de manejar adecuadamente el agua quedará en meras declaraciones, leyes o reglamentes que no se pueden ejecutar en el campo.

Si la información relacionada a la cantida de agua es limitada, al referirnos al monitoreo de la calidad del agua, los esfuerzos son aún más escasos, y se han concentrado en estudios específicos de interés de las empresas de agua o para el cumplimiento de las licencias ambientales para el desarrollo de algún proyecto de infraestructura. Muy pocos registros sobre calidad de agua se mantienen en periodos largos de tiempo, lo cual ha dificultado, por ejemplo, contar con información para temas claves como la definición del caudal ecológico

¿Por qué es necesitamos el monitoreo? 
Los retos del crecimiento poblacional, aumento de la temperatura, reducción de ecosistemas, deforestación y demás presiones que soportan los ecosistemas naturales requieren una medición constante de los parámetros que determinan su funcionamiento. En el caso del agua, la medición de la precipitación, el caudal, la evaporación y los componentes biológicos y abióticos de la calidad del agua son fundamentales para una toma de decisiones informada y basada en datos reales y actualizados. 

Todos los esfuerzos de restauración, reforestación y recuperación de ecosistemas necesitan evaluarse a largo plazo y los datos sobre los cambios en la cantidad y calidad de agua es clave para que aquellos esfuerzos puedan ser replicados o corregidos de acuerdo a la información que se obtenga en cada caso.  

La construcción de grandes obras de infraestructura como la planta de tratamiento de aguas residuales en el sur de Quito requiere un monitoreo constante de la calidad y cantidad de agua en los ríos en los cuales se va a devolver el agua de la planta luego de su tratamiento para así evaluar la efectividad de la planta. 

Los cambios en la calidad y cantidad de agua en los diversos ecosistemas acuáticos requiere un monitore constante para evaluar la respuesta de los organismos acuáticos y como estos cambios pueden afectar los sistemas productivos acuáticos relacionados. 

El monitoreo es clave para entender las consecuencias del derretimiento de los glaciares sobre la biodiversidad acuática y el funcionamiento hidrológico de los pármamos. Estudios realizados por la Universidad Católica de Quito y otros institutos ya muestran los efectos de este fenómeno sobre las comunidades acuáticas pero requieren un monitoreo a largo plazo.  

Estación de aforo automatizado de la Universidad de Cuenca en los páramos de la provincia de Azuay. Foto: Juan Calles.
Una gestión a ciegas
Lamentablemente para los usuarios del agua y para las autoridades que regulan su uso, la gestión del agua en el Ecuador se realiza casi a ciegas ya que salvo algunas excepciones en empresas de agua de grandes ciudades, los demás usuarios no mantienen ningún registro sobre la cantidad de agua que captan, la que distribuyen y la que finalmente facturan. Si la medición del agua para consumo humano es limitada, lo que ocurre en los sistemas de riego es prácticamente un uso al ojo. Se desconocen los volúmenes de agua que se ocupan y aún menos se conoce los volúmenes de agua que se requiere para los diversos cultivos. Esta falta de monitoreo de la cantidad de agua en los sistemas de riego es una de las principales causas de los conflictos que se generan a nivel comunitario ya que se confía en que las sentencias otorgadas por la autoridad sean el indicador de la cantidad de agua disponible en los sitios de captación.

Los esfuerzos para automatizar la medición de caudales en los sistemas de riego es aun una tarea pendiente y que requiere ser ejecutada lo más pronto posible. Se necesita un compromiso por parte de los usuarios y de las autoridades para implementar estos sistemas y realizar el acopio de datos requerido.

Monitoreo a largo plazo
El monitoreo de los cuerpos de agua es fundamental que se lo realice a largo plazo, ya que solo así se conseguirá contar con la información necesaria para la toma de decisiones. Las conclusiones de la mayoría de talleres y eventos relacionados al manejo del agua en Ecuador concluyen que la falta de información es un gran limitante para la toma de decisiones, para la calibración de modelos de cambio climático, para el diseño de infraestructura y para la adaptación al cambio climático.  

Una efectiva descentralización de los procesos de monitoreo en conjunto con los gobiernos locales, las universidades y los usuarios del agua permitirá mantener a largo plazo las mediciones en sitios que son de difícil acceso y de alta importancia como los páramos. 


El reto del cambio climático 
Bajo estas condiciones, un clima cambiante, y un bajo conocimiento sobre la calidad y cantidad de agua disponible, es de esperarse que los conflictos por acceso al agua se acentúen en el Ecuador si no se toman medidas para monitorear a largo plazo los sistemas de agua de riego y consumo de agua en las ciudades. En escenarios de cambio climático, el consumo de agua por parte de los ecosistemas y de los cultivos será diferente, por tanto, incluir estos escenarios en la gestión de cuencas hidrográficas es fundamental para garantizar el suministro de agua en el futuro cercano. Además, el monitoreo continuo permitirá contar con información para la toma de decisiones y una mejor adjudicación de turnos y volúmenes de agua para los sistemas productivos. 

Citar como:
Calles, J. (Fecha de visita). Monitoreo de la calidad y cantidad del agua. Obtenido de: http://agua-ecuador.blogspot.com/2016/07/monitoreo-de-la-calidad-y-cantidad-del.html Blog El Agua en el Ecuador.