El cambio climático es uno de los temas de mayor relevancia en la actualidad y que definirá en gran medida cual será el nuevo clima para nuestra generación y las generaciones futuras. En estos días culminó la conferencias de las partes denominada COP21 en la cual los países lograron un acuerdo vinculante que permite limitar la emisión de gases de efecto invernadero y dar lugar a una reducción progresiva de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que impida el incremento de más de 2°C en promedio de la temperatura a nivel mundial. El cambio climático es un proceso complejo y que se presente de diferentes maneras alrededor del mundo. El clima históricamente ha cambiado y seguirá cambiando como lo ha hecho por millones de años, lo que tiene de particular el cambio climático actual es la velocidad a la cual está ocurriendo. A partir del inicio de la revolución industrial en el siglo XIX las concentraciones de CO2 se han incrementado hasta alcanzar este año un valor de 400 ppm. Esto no se había registrado en los últimos 800 mil años y de acuerdo a los registros realizados, el incremento de la concentración de CO2 está directamente relacionado al incremento de la temperatura global.
Incremento de concentración de CO2 en el observatorio Mauna Loa en Hawaii. Fuente: NOAA |
Sin embargo, un tema de análisis para la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y la repercusión en la disponibilidad de agua en las diversas regiones del mundo, es justamente entender que significa un aumento de temperatura y concentración de CO2 en los ecosistemas y como medirlo. La temperatura y la precipitación junto con característticas geográficas han determinado la distribución de los ecosistemas a nivel mundial. Las zonas ubicadas en la zona tropical del planeta como es el caso del Ecuador, presenta una estabilidad de temperatura a lo largo del año por lo que no se presentan estaciones climáticas marcadas como en las zonas templadas del mundo. La cantidad de lluvia que recibe nuestro país está estrechamente relacionada a la presencia de las corrientes marinas cálida tropical del Pacífico y la fría de Humboldt que viene desde el sur del continente. Adicionalmente, las grandes masas de humedad generadas en la Amazonía y arrastradas por el viento hacia los Andes provoca gran cantidad de la lluvias que ocurren sobre nuestro país. En este sentido el rol de la Amazonía sobre la disponibilidad de agua en Ecuador se visualiza en el siguiente video elaborado por la NASA en base a las observaciones del satélite de la misión GPM (Global Precipitation Measurement). En este caso el rol del ecosistema amazónico es clave en la actualidad para mantener las lluvias, en un escenario de cambio climático con un incremento de 1 o 2°C el ciclo del agua en la Amazonía se vería afectado y por consiguiente un cambio en la humedad amazónica tendría consecuencias adversas sobre la disponibilidad de agua en Ecuador.
Fuente: Misión GPM NASA.
La respuesta de los ecosistemas al aumento de temperatura y de CO2 es aun un tema de debate debido a la falta de investigaciones a largo plazo en los ecosistemas de interés. En general, se considera que los ecosistemas ampliarían o reducirían sus rangos de distribución dependiendo de su ubicación y del grado de fragmentación en el que se encuentren. En Ecuador, un ecosistema crítico para la provisión de agua para las comunidades locales es el páramo. Este ecosistema tiene una alta capacidad de regulación del ciclo del agua, es decir almacena agua en las épocas lluviosas para liberar el agua en épocas secas. Sin embargo, esta capacidad está relacionada en gran parte a la baja temperatura del páramo lo que limita la evaporación y evapotranspiración del agua y por tanto favorece un menor consumo de agua por parte de la vegetación de páramo. En un escenario de cambio climático considerando exclusivamente un incremento de temperatura, esto llevará a un mayor consumo de agua por parte de la vegetación del páramo y también a un proceso de cambio en la composición de especies, reemplazando paulativamente los pajonales por arbustos y árboles en las zonas más bajas del límite del páramo. A mediano y largo plazo, este incremento adicional en el consumo de agua por parte del ecosistema páramo debido al aumento de la temperatura, reducirá la cantidad de agua disponible para las comunidades que dependen del páramo para su provisión de agua. Este es solamente un ejemplo de los potenciales efectos de un incremento de temperatura en un ecosistema emblemático de los Andes ecuatorianos.
En el otro extremo, en el ecosistema manglar, las consecuencias del cambio climático están relacionadas principalmente al aumento del nivel del mar, la acidificación del océano y el aumento de la temperatura del agua. La combinación de estos tres factores pone a este ecosistema en alto riesgo de permanencia a largo plazo, un aumento del nivel del mar significa un cambio paulatino en las condiciones de salinidad de los estuarios, es decir, cada vez el agua en esta zona costera cambiará de su condición habitual. Las especies que han evolucionado a estas condiciones son muy frágiles y su permanencia depende de un equilibrio entre el agua salada y dulce que se mezcla en esta zona. Un cambio en la acidez del agua hacia un pH más ácido siginifica un cambio en la capacidad de las especies marinas para crear sus caparazones. Como responderán las especies de plancton y fitoplancton a la combinación de estos tres factores en la zona marina es aun un tema en estudio.
Los retos de información
El punto más importante para entender los potenciales efectos del cambio climático sobre los ecosistemas, las especies y el agua es la limitada información con la que se cuenta al momento de tratar de entender estos impactos. Los datos hidrometeorológicos fundamentales para diferenciar la variabilidad climática normal del cambio climático son muy escasos y de difícil acceso. Si a esto le sumamos la falta de estudios sobre ecología funcional y que sean a largo plazo, las observaciones de los impactos se dan más por percepciones de los habitantes locales que visualizan cambios en los ecosistemas que por una recopilación sistemática de información. En este punto es importante un compromiso de establecer estudios a largo plazo para determinar el efecto de las variables climáticas sobre el comportamiento de las especies y sobre su capacidad de adaptarse a las nuevas condiciones.
Los Andes, un laboratorio para el cambio climático
Si bien los ecosistemas de montaña son vulnerables a los efectos del cambio climático, también brindan una oportunidad para establecer sitios de monitoreo permanente para observar los cambios en los ecosistemas. La alta variabilidad altitudinal y de los patrones de precipitación permiten contar con diferentes combinaciones de precipitación, altitud y temperatura. Esto permitiría comparar las condiciones actuales con las que muestran los escenarios obtenidos de los modelos de circulación global. Esta alta varibilidad permitiría visualizar en la actualidad potenciales condiciones futuras y servirían para adoptar medidas de adaptación adecuadas al cambio climático.
De la capacidad que tengamos para medir los impactos del cambio climático sobre el agua y los ecosistemas dependerán las medidas que se adopten para la conservación de los ecosistemas y los servicios ambientales que estos proveen a las comunidades locales.
De la capacidad que tengamos para medir los impactos del cambio climático sobre el agua y los ecosistemas dependerán las medidas que se adopten para la conservación de los ecosistemas y los servicios ambientales que estos proveen a las comunidades locales.
Calles, J. (Fecha de visita). Cambio climático: agua y ecosistemas.
Obtenido de: http://www.agua-ecuador.blogspot.com/2015/12/cambio-climatico-agua-y-ecosistemas.html Blog Agua en el Ecuador.